El Giulia marcó el regreso de los sedán de tracción trasera para el fabricante de automóviles italiano.
Fue un programa complejo que supuso un gran cambio en toda su programación. Fue un verdadero competidor para los autos alemanes premium.

Los autos italianos tenían que ver con el estilo. Con algunas excepciones, todos ellos estaban bien diseñados. Desafortunadamente, el cambio a la tracción delantera fue una buena idea para el mercado masivo, pero no una buena idea para el segmento premium. Alfa Romeo logró revolucionar su gama con la presentación del Giulia 2016.

El diseño exterior era una de sus ventajas más importantes. El gran escudo triangular en el frente estaba acompañado por dos rejillas montadas en la parte inferior del delantal. Con sus faros con aspecto de “ojos enojados”, estrechos en el interior y inclinados hacia atrás sobre los guardabarros delanteros inspiraron un diseño dinámico. De lado, la cajuela corta y alta, combinada con el frente angosto, inspiró un vehículo sedán deportivo. Y eso es lo que era.

En el interior, el Giulia ofrecía uno de los interiores más atractivos de su clase. Consiguió incorporar la pantalla de infoentretenimiento junto al cuadro de instrumentos. No parecía una tableta del mercado de accesorios montada sobre la consola central. Los asientos de cubo en la parte delantera prometían un buen apoyo en las curvas rápidas. En la parte de atrás había espacio para dos adultos en una posición cómoda, o tres si eran muy amigos. El gran túnel de transmisión invadía la cabina.

Para el compartimiento del motor, Alfa Romeo instaló un motor de gasolina de 2.0 litros o un motor diésel de 2.2 litros. Ambos tenían turbocompresor y se ofrecían con tracción trasera o en las cuatro ruedas. Estaba equipado con una transmisión manual de 6 velocidades o una automática de 8 velocidades.