Cuando Citroen presentó el XM en 1989, ganó el premio al Auto Europeo del Año por su estilo y las muchas innovaciones que trajo consigo, pero necesitaba una actualización cinco años después.
Diseñado por Bertone y tecnológicamente avanzado, el XM fue, quizás, el primer vehículo de producción con suspensión adaptativa. Sus cualidades estaban más allá de cualquier otro automóvil francés y de muchos otros vehículos en el mercado. En términos de comodidad y visibilidad, podría superar a la mayoría de los autos, excepto a los descapotables. Pero eso no fue suficiente para mantener el gran Citroën en funcionamiento e introdujo un lavado de cara en 1994.

Si bien era fácil actualizar un automóvil mal diseñado, era difícil mejorar un vehículo diseñado correctamente desde el principio, como era el XM. Su forma de cuña no parecía fuera de lugar al comienzo de la era del biodiseño con líneas fluidas. Se veía diferente pero en el buen sentido. Había un parachoques delantero nuevo que perdió las luces anchas de estacionamiento y antiniebla. El automóvil lucía ahora un delantal debajo del parachoques, que desviaba el aire a los lados del automóvil. Su rejilla todavía era estrecha, pero tenía un listón horizontal más delgado. En la parte trasera, Citroen reemplazó el alerón usado anteriormente con un labio en el portón trasero y mantuvo el mismo valor para el factor aerodinámico.

El cambio más significativo se produjo en el interior del coche, donde un salpicadero completamente nuevo con formas redondeadas reemplazó al anterior con forma de cuña. Citroen perdió su volante tradicional de un solo radio, que ahora lucía cuatro radios y una bolsa de aire.

Citroen introdujo motores nuevos o mejorados para igualar el peso y el aspecto dinámico del automóvil. Para versiones específicas, incluía una transmisión automática de cuatro velocidades, lo que mejoraba significativamente la comodidad del conductor.