El lavado de cara de 1985 vio la llegada de un automóvil muy cambiado que lucía una nueva apariencia y fundamentos.
La eficiencia del combustible y la suavidad de funcionamiento del motor se mejoraron mediante la introducción de modernos sistemas de inyección de combustible que se instalaron en todos los modelos, excepto en el 200, que estaba equipado con un carburador tipo Stromberg/Pierburg. Más y más dispositivos electrónicos comenzaron a encontrar su camino en los automóviles y los ingenieros de Mercedes-Benz encontraron una forma inteligente de usarlos mediante la introducción de un sensor de oxígeno en el escape, acoplado a un sistema de inyección de combustible parcialmente electrónico que ayudó a mejorar el consumo de combustible y reducir niveles de emisión