Subaru tomó al mundo por sorpresa cuando presentó el Impreza WRX STI en el Salón del Automóvil de Tokio de 2007, pero no exactamente en el buen sentido.
Desde el comienzo de la saga Impreza, estuvo disponible como sedán o camioneta, pero el modelo 2007 fue el primero revelado como hatchback.
Antes de esta generación, el fabricante de automóviles no prestaba demasiada atención al diseño de su automóvil, pero para el modelo 2008, fue una historia diferente. Subaru empujó a su departamento de diseño a crear algo especial, y especial lo hicieron. Sus formas redondeadas y los ángulos agudos de los faros, además de la parrilla estrecha sobre el parachoques, hacían que el auto pareciera agresivo. La toma de aire en el capó era funcional y, también, tradicional para el WRX STI. En la parte inferior, en el faldón, la automotriz instaló faros antiniebla. Por lo general, las versiones anteriores de STI no tenían eso. A diferencia del resto de la gama Impreza, presentaba guardabarros delantero y trasero ensanchados en un estilo similar a un tuning. En la parte trasera, encima del portón trasero, el fabricante de automóviles agregó un ala ancha.
En el interior, la calidad de los materiales era mejor que antes. Sus asientos deportivos de cubo forrados en Alcantara en la parte delantera y el banco plano y plegable dividido en la parte trasera dieron a los clientes la sensación de que no compraron una carcasa vacía con un motor. El panel de instrumentos recibió el mismo diseño que sus predecesores, con un ancho velocímetro en el medio flanqueado por el tacómetro a la derecha y los indicadores de temperatura del combustible y del refrigerante a la izquierda.
Debajo del capó, Subaru instaló un motor turboalimentado de cuatro cilindros. La única transmisión disponible era una manual de seis velocidades, que enviaba la potencia a todos los rincones a través de un diferencial central ajustable.