En 2006, un ingeniero mecánico soñaba con hacer que una empresa de autos deportivos compitiera contra grandes marcas como Porsche, Lotus o Ferrari. Ese ingeniero mecánico fue Klaus Dieter Frers, y la empresa que fundó fue Artega.
Sus sueños se veían geniales y, en 2007, desveló sus intenciones en forma del Artega GT. Era un automóvil deportivo ligero, ágil y aerodinámico que podía competir bien contra un Porsche Cayman o un Lotus Evora. Pero la crisis financiera mundial lo golpeó duro. Los sueños se convirtieron en pesadilla cuando la mayoría de sus clientes retiraron sus pedidos de Artega GT. Finalmente, en 2009, el automóvil finalmente llegó a la línea de ensamblaje. Pero la empresa ya estaba muy endeudada. Una firma de inversión mexicana, Tresalia Capital, asumió el control del fabricante de automóviles alemán y trató de salvar la marca y produjo los vehículos solicitados. Frers dejó la empresa y volvió a Paragon AG.; su otra empresa se especializó en la producción de sistemas de visualización para la industria automotriz.
Pero los problemas no habían terminado para Artega. Con un nuevo CEO a bordo, el Dr. Wolfgang Ziebart, exjefe de Continental AG (fabricante de neumáticos) e Infineon AG (fabricante de semiconductores), comenzó a producir vehículos eléctricos. La nueva gerencia vio hacia dónde se dirigía el mercado y trató de estar un paso adelante. Desafortunadamente para él, el plan de negocios no funcionó.
Artega ya tenía una excelente plataforma, el GT, y todo lo que tenía que hacer era reemplazar el motor V-6 y la caja de cambios de Volkswagen con un tren motriz eléctrico. La solución funcionó y, en 2015, la empresa presentó el Artega SE, una versión a batería para su hermano GT. Aún así, las ventas no fueron tan buenas como se esperaba, a pesar del rendimiento del SE y su alcance de hasta 300 km (186 millas). En términos de rendimiento, fue más rápido que el GT.
Aún así, las ventas no fueron muy buenas, pero al menos ahora la empresa sabía adónde ir a continuación: en el segmento del mercado masivo. Artega presentó el Karo en 2015, que se parecía al BMW Isetta de 1955, pero con un tren motriz eléctrico en lugar de un motor de gasolina. El fabricante de automóviles tuvo que hacer todo lo posible para sobrevivir, y la nueva tendencia eléctrica podría funcionar mejor para él. Debajo de la carrocería en forma de burbuja había un chasis similar a un ATV, con los dos ocupantes montando dos personas. En 2020, Artega anunció el precio de Karo, que era similar al de otros autos eléctricos económicos de cuatro asientos.
Al mismo tiempo que el Karo, el fabricante de automóviles alemán presentó el Scalo, que estaba muy cerca de un modelo de producción. A diferencia de muchos otros vehículos eléctricos del mercado, utilizaba baterías y condensadores de alta potencia. Estaba propulsado por dos motores, uno para cada rueda trasera, con una potencia combinada de 300 kW. Artega utilizó materiales de ingeniería espacial y aviación para construir el vehículo. Su carrocería de poliuretano-carbono seguía la misma forma que el Artega GT pero con tomas de aire más pequeñas. Era más caro que un Porsche Turbo del mismo año.
En 2017, Artega revivió una idea anterior utilizada en el famoso superdeportivo McLaren F1 de los años 90 cuando presentó el concepto Superelettra. Cuatro motores eléctricos impulsaban el superdeportivo eléctrico, uno para cada rueda, pero con tres asientos en el interior, con el conductor sentado en el medio, flanqueado por sus pasajeros. Fue una evolución del Scalo pero mostró algunas ideas diferentes, como las cámaras de visión trasera en lugar de espejos. Al momento de la publicación, Artega no anunció un precio por él.
A pesar de sus emocionantes productos, el destino de Artega fue problemático. Sus vehículos eran demasiado caros o demasiado audaces para el mercado y, sin una red adecuada de distribuidores y soporte posventa, no podía entregar más de 153 de su modelo GT. Sus superdeportivos eléctricos eran más caros que los productos de Tesla, mientras que el tiempo de entrega era incierto.