Buick estaba probando todas las medidas geriátricas para disminuir el rostro de vejez de sus modelos y trató de ser más atractivo para los compradores más jóvenes.
El Verano 2012 fue un buen punto de partida.

Mientras que algunas marcas se adaptaron rápidamente al nuevo perfil de sus compradores, Buick mantuvo el mismo diseño de la vieja escuela que lo convirtió en el favorito entre los empresarios estadounidenses. Pero esos clientes comenzaron a firmar los documentos de AARP y se olvidaron de la marca de los tres escudos. La nueva generación pensó que el Buick parecía demasiado viejo para tomarlo en serio. Luego ocurrió el cambio en el departamento de marketing y apareció un nuevo lenguaje de diseño.

Elegante, perfilado aerodinámicamente y con paneles laterales y puertas esculpidos, el Verano se dirigió directamente a la generación más joven. Desafortunadamente, no se olvidaron de expulsar al equipo que diseñó la parrilla masiva, que estaba cromada y barría sobre el capó. Parecía fuera de lugar. Además, los clientes jóvenes no apreciaron las cejas cromadas sobre las luces traseras.

El Verano se basó en la plataforma Chevrolet Cruze, un automóvil que encontró su camino hacia la generación más joven. Si bien el exterior no compartió ningún panel de carrocería con el Cruze, el Verano tomó el interior de ese modelo. Había el mismo volante y consola central. El sistema de información y entretenimiento incluía el soporte Buick Intellilink, que hizo que el automóvil pareciera más lujoso.

Debajo del capó, no había conexión entre el Verano y el Cruze. El vehículo compacto premium estaba equipado con una selección de dos motores de gasolina: había un turboalimentado de 2.0 litros acoplado a una transmisión manual de 6 velocidades, o una automática de 6 velocidades, y un 2.4 litros de aspiración natural.