El Karma fue diseñado por un diseñador automotriz danés llamado Henrik Fisker, la misma persona que diseñó autos de lujo como el BMW z8, el Aston Martin DB9, el Aston Martin V8 Vantage y otros.
Como era de esperar, el Karma tenía un hermoso diseño deportivo y atractivo y fue construido como un amigo del medio ambiente. Considerado uno de los sedán de lujo más extraños, el precio inicial del Karma básico rondaba los $103,000 y subía a $120,000 para el modelo de gama alta.

Desafortunadamente, el Karma no tuvo una vida larga y dejó de fabricarse en poco más de un año. ¿Por qué? Varios clientes informaron problemas con el suministro de baterías, por lo que las ventas cayeron rápidamente.

El Karma estaba equipado con un motor turboalimentado de 4 cilindros y 2.0 litros y dos motores eléctricos, que en conjunto producían más de 400 hp.

Dentro del Karma estaban las características más inesperadas y distintivas. El botón de arranque tenía escrito “EVer”, y EVer en realidad era un acrónimo proveniente de “vehículo eléctrico con rango extendido”, insignia que también se podía ver en el exterior, en el costado y en la parte trasera.

La consola central presentaba controles de ventana, así como dos portavasos.

El selector de marchas no tenía palanca, en realidad había botones para seleccionar la marcha, y todos ellos formaban un diamante.

Cada vez que seleccionaba una marcha, una luz verde parpadeaba debajo del panel de vidrio ubicado en la consola central. La luz verde parpadearía de manera diferente según la marcha seleccionada, indicando la dirección en la que se iba a mover el conductor.

El Karma no tenía las manijas de las puertas tradicionales, sino botones automáticos electrónicos. Se colocó un botón en los paneles de las puertas y cuando se accionaba, la puerta se abría electrónicamente.

A primera vista, el distintivo volante estaba equipado con paletas de cambio. Sin embargo, las paletas en realidad se usaron para cambiar el modo de conducción.